Hace ya un tiempo me dije: si me voy en marzo, aún habrá mal tiempo, así que, si no aprovecho los fines de semana en los que haga un tiempo decente, no voy a ver nada. Entonces, la semana pasada le propuse a Santi (un manacorí muy simpático. Y no, para los que lo estén pensando, no juega al tenis...jeje) ir a Montbéliard. No os creáis que aceptó así de primeras. Tuve que hacer uso de mis múltiples armas de convicción.... porfi vaaaaaaa, vengaaaaaaaa, venteeeeeeeeeeeee... Evidentemente, al final se vino. También se unió a nosotros Pili, ¡una malagueña mu salá!
Montbéliard está a solo 50 minutos en tren, y allí pasamos un dia medio agradable. Lo del medio es porque hacía un frío que ponía los pezones para rayar cristales (olé ahí Andrés, ¡qué fino eres!), pero la ciudad no estaba nada mal. Es una ciudad pequeña con bastante historia por lo visto. De allí son famosas sus salchichas, que ya las había probado en Besançon.
Nada más salir de la estación, si avanzabas un poco te topabas con un castillo. ¿Un castillo en medio de la ciudad? Pues sí. Y además, era un castillo majete, que se empezó a construir en el siglo XIII.
Después estuvimos por las calles del centro, donde había un mercado navideño, como en casi todas las ciudades, al menos, de esta zona. Aunque la ciudad sea más pequeña, el mercado navideño es más grande que el de Besançon. Allí básicamente se puede comprar de todo. Comidas típicas, utensilios típicos de la zona, utensilios prácticos y bonitos, utensilios que no sirven pa' na'. Me gustan bastantes los "Marchés Noël" de aquí. Luego entramos a un museo en el centro, que al ser estudiantes nos costó sólo 1€, y además con esa entrada, luego podíamos ir al museo que había en el castillo. El del centro era más sobre la historia de Montbéliard, con cuadros, muebles, trajes típicos, y el del castillo iba sobre los habitantes animales prehistóricos que poblaban la zona y sobre cómics y juguetes. Extraña mezcla...
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Momento de deslucidez instántánea.
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No probé esta paella, aunque la verdad, es que tampoco daban muchas ganas de probarla. Abuela, prepárame el arroz y conejo, ¡que allá vooooy!
Esto fue en una iglesia protestante que estaba en el centro a la cual, evidentemente como podéis ver, entramos. Allí estaban estos risueños zagalicos cantando canciones navideñas. Nos quedamos un ratito disfrutando del calor y relax que daba el ambiente.
Os acordáis del museo de la mezcla rara que os hablaba, pues éste era.
Por la noche, la iluminación y el ambiente que había en las calles del centro daba un toque diferente a la ciudad.
Y bueno, cambiando un poco de tema, ayer por la noche, como la nieve no nos dejó ir al centro para poder salir (al igual que hoy no me ha dejado ir a la universidad...ju ju ju), nos quedamos en el edificio. Ayer algunos soltaron que otro llanto y hubieron escenas emotivas, porque los rusos nos abandonan. Dos de ellos están en mi misma planta incluso. Los echaré bastante de menos. ¡¡Ya tengo invitación para ir a Moscú!! ¡¡Y para poder ir a ver el mundial que nos quitaron!! jeje. Uno de ellos hizo que escribiéramos en su maleta. Hoy los despedimos definitivamente.
Bueno, ya mañana cojo el vuelo para volver a tierras hispanas, que la verdad es que ganas tengo de volver. Supongo que tardaré unos días en volver a actualizar esto.
Un beso, ¡¡y joyeux noël a todos!!!
Os dejo con unas fotitos que me gusta echar desde mi ventana para luego compararlas.