lunes, 31 de enero de 2011

Ruta del vino (3)

Tercera jornada de la ruta y mejorando incluso lo anterior.
Para empezar la jornada, al levantarnos vimos que hoy iba a hacer un buen día, y además pudimos ver de qué estábamos rodeados en el hotel.
Bueno, hoy va a ser breve que hay sueño. Cogimos el coche otra vez tempranito y seguimos dirección al sur. Primera parada, Ribeauvillé.Yo me esperaba menos del pueblo, pero la verdad es que estaba muy bien. Por cierto, sigo sin entender que en algunos sitios las oficinas de turismo no estén abiertas un domingo. La cuestión es que hoy tuvimos que buscarnos la vida de aquella manera, descubriendo el pueblo por nosotros mismos, que tampoco está mal vamos. Bueno, aquí Ribaeauvillé.


En esta última foto estoy en frente de uno de los tantos sitios que hay para degustar vino. Al final ha sido en otro pueblo, Riquewihr, donde hemos degustado y comprado vino alsaciano.
Y tras pasar allí la mañana cogimos el coche y pasamos por Hunawihr, que tendrá unos 500 habitantes. Pequeñito y rodeado de viñedos. Precioso!


Aquí no llegamos a parar, sino que seguimos hasta Riquewihr. En el coche, por el camino, nos íbamos topando con paisajes preciosos.

Y llegamos a Riquewhir, según decía internet la ciudad que más encanto tenía de la ruta del vino, y evidentemente no defraudó. Tuvimos que guiarnos por una foto que le hicimos a un mapa de la ciudad en la entrada, pero creo que lo vimos todo. Preciosa, simplemente preciosa. Casas antiquísimas del siglo XVI y XVII. Además, lo más gracioso es que el año de construcción está esculpido en la parte de arriba de las puertas de las casas. Os voy a dejar unas cuantas fotos, con describíroslo no sería suficiente.



Y por último llegamos a Kaysersberg, último pueblo de la jornada. Llegamos allí por caminos perdidos entre viñedos. Semicongelados por el frío que habíamos pasado durante todo el día, nos pateamos el pueblo de punta a punta. Diría que es otro más, y en realidad lo es, todos los pueblecitos son casi iguales, pero al decir eso parece que lo menosprecio, y no es ni mucho menos para menospreciarlo.

A veces parecía que los vecinos competían por ver qué casa era la más pintoresca.

Y nada, anoche llegamos a Colmar y hoy nos toca descubrirlo. Nos vamos que ya es muy tarde.

A plus!

sábado, 29 de enero de 2011

Ruta del vino (2)

Muy buenas señoras y señores. Aquí seguimos, recorriendo estas tierras llenas de viñedos. Salimos temprano esta mañana del hotel, con la idea de subir a un montecito que hay al lado de Obernai, Mont Sainte Odile, desde el cual hay unas vistas espectaculares de la llanura de la Alsacia, cuya frontera con Alemania está marcada por el río Rhin. Íbamos con ilusión, porque según los chicos de Météo France iba a hacer un solazo, pero no, resulta que no. Toooodo el día nublado. Y con qué nubes!
Pero bueno, nosotros seguimos a lo nuestro y cambiamos un poco los planes. Seguimos para abajo y visitamos un pueblecito muy mono que se llama Barr. Básicamente es como todos, aunque hay dos cosas que me llamaron mucho la atención. Un señor, tenía un mini establecimiento que era de entrada libre y gratuíta, en la que simplemente tenía 2 maquetas de trenes súper grandes! Ése es mi sueño!! Inexplicablemente, no tenemos fotos de eso. La otra cosa, digamos curiosa, es que hemos visto una casa con mazorcas de maíz colgando, con vete tú a saber qué finalidad.

La Alsacia es una región que ha pertenecido a lo largo de la historia a Alemania y  Francia. Eso se nota en los nombres de los pueblecitos que íbamos pasando con el coche. Ottrott, Heiligenstein, Mittelbergheim, Eichhoffen, Itterswiller, Nothalten, Dambach-la-ville, Dieffenthal (aquí estamos durmiendo ahora entre viñedos), etc.

Todo lo que veis son viñedos. Sé que estaría mejor la vista con todo verde, pero es lo que hay en esta época del año. Luego fuimos hasta Châtenois, donde comimos y probamos por primera vez el vino alsaciano. Pueblecito pequeño, con encanto, rodeado de viñedos. Vamos, más de lo mismo, pero sin perder la gracia, y con algo distinto.

Luego hemos ido al Château du Haut-Koenigsbourg, que es un castillo del siglo XV, XVI, pero reformado en el 1900. Es de los mejores castillos en los que he estado y es una lástima que estuviera todo nublado, porque había vistas espectaculares para todos los sitios.
Para terminar la tarde y cenar hemos dado una vueltecita por un pueblecito de al lado de la ruta del vino, Sélestat. Nada fuera de lo habitual de esta zona. El pueblo es algo más grande que el resto, y tenía dos iglesias grandes y bonitas. Como es normal aquí, a las 6 estábamos buscando una cafetería para sentarnos y tomarnos un café y no la hemos encontrado. Cerraban todas a las 5 y media. Y es que aquí, la vida acaba a las 18 y hasta las 9 no empieza otra vez el día. Es lo que tiene el frío.


Espero que por la mañana haga buen día, porque creo que desde el balcón de la habitación (sí sí, tenemos un balconcito muy mono) hay vistas a un montonazo de viñedos. Mañana os pondré fotitos.

Un abrazo gandules! Comentad!!

viernes, 28 de enero de 2011

Ruta del vino (1)

Hola amiguetes! Sé que no he escrito en mucho tiempo, pero a sabiendas de que iba a estar un tiempo sin poder escribir el proyecto, me concentré un poco en eso (en realidad no tanto, pero queda muy bien decirlo). Y es que resulta que estoy inmerso en un viajecito por la Alsacia con Andreia. Concretamente estoy haciendo la ruta del vino de norte a sur.
Esto se encuentra en el noreste de Francia, en la región de Alsacia, por si alguno tiene curiosidad. Vamos a estar disfrutando de estas tierras unos 6 días, que intentaré ir contándoos día a día. Este viaje nos llevará desde Obernai hasta Mulhouse, pasando por infinidad de pueblos, castillos, monasterios y paisajes preciosos. Cierto es que ahora no están lo viñedos en su máximo explendor, pero aun así tiene encanto evidentemente.
Hoy, para empezar, llegamos a Obernai por la tarde, y como el pueblo es pequeñito, nos ha dado tiempo a verlo en un día. Obernai es el típico pueblo de esta zona. Casas de madera, casas de piedra, iglesias góticas, callecitas peatonales en el centro, etc. No voy a contaros mucho más que estoy cansadete y mañana espera un día cansativo y bien llenito. Como curiosidad, os digo que estoy en un hotel que no está nada mal y está muuuuuuuuuuuy mono. Ahora os dejo con unas fotos para que os regodeeis en vuestra envidia, jo jo jo.

Casas típicas de esta zona.
Para variar, iglesia típica de esta zona
Una curiosidad de esta iglesia, y del pueblo vamos, es que por debajo, no sé bien por dónde la verdad, pasa un riachuelo. Aquí os dejo una foto con la prueba, aunque dicha foto no es muy esclarecedora, pero no había nada mejor para mostrarlo.




Y aquí os dejo una fotito del interior del hotel y las vistas desde la ventana


Perdón por la brevedad y mañana espero que más, y mejor!

Un abrazo

viernes, 21 de enero de 2011

No todo el monte es orégano

Llevo unos días sin poner nada nuevo porque he empezado a escribir el proyecto, o rapport, como lo llaman aquí. En realidad lo estoy intentando, porque vamos, al ritmo que empecé (1 página en 2 días) no termino ni para el 2013, y entonces no merecería la pena. Todos sabemos que el mundo se acaba en 2012.
Sé que no es como escribir una tésis (hola Joel y Laura, ¿qué tal? Si Chiqui os da consejos no le hagáis caso, que mirad qué lejos ha ido a parar), pero el hecho de escribir en francés no pone las cosas más fáciles.
Hoy vamos a ver las cositas malas de aquí. A destripar, que sé que os gusta.
Empecemos por sus precios. Que una compra semanal, un pelín cargada, sólo un pelín, cueste 69 €, pues no es normal, no señor. En cosas así se nota que en la península no andamos bien, cuando está todo tan "barato".


Añado que los productos eran casi siempre de los más baratos que habían de su tipo.
Si no queréis contar las 4 cuchillas de afeitar que me costaron 10 €, no las contéis. O sí, como buenamente queráis. Que media docena de huevos cueste 1,85€, no es normal. Que la pechuga de pollo esté a 11€ el kilo, no es normal. Que una simple ensaladucha de bolsa te cueste 1,50€ (cuando yo las encuentro en España por 50, 60 céntimos) no es normal.
Ahora os pongo unos ejemplos de los precios de la cafetería de al lado de la universidad que os hablaba el otro día. Una caña 2,20€ (1,90€ los martes y algunos sábados). Una Coca-Cola de 33cl, 2,70€. Un café con leche 1,20 o 1,50 € (esto es tema a parte, porque ponen el precio que les da la gana cuando quieren, sin ninguna arbitrariedad).
Y así, pues más o menos os podéis imaginar como aumentan los gastos para un pobre universitario erasmus (somos gente incomprendida y olvidada...jaja).

Otra de las cosas que no me gusta de aquí son algunas deficiencias que tiene la residencia.
Por cierto, antes de nada, os presento a mi edificio. Rousseau, gente. Gente, Rousseau.


Empecemos por la lavandería. La lavandería consiste en 3 lavadoras y 3 secadoras. De ellas, 2 lavadoras y 2 secadoras sólo se pueden usar con la tarjeta Moneo, que son unas tarjetitas a las cuales vamos recargándole dinero de vez en cuando a través de nuestra tarjeta bancaria. Ahora ya tenemos todos la tarjeta, pero al principio, que casi nadie la tenía, era un horror. Bueno, se me ha olvidado comentar el detalle de que esas lavadoras y esas secadoras sustentan a 7 edificios. Conclusión. Reza todo lo que conozcas antes de bajar a la lavandería y olvídate de lavar los domingos.
Servicio de recepciones...vamos a dejarlo en que, a veces bien y a veces mal. Hay alguna recepcionista que se podría tomar algún que otro All-Bran, como en el anuncio. O una caja entera si es menester.
Servicio de sábanas. Yo soy de los que no tiene sábanas. Duermo con las sábanas que el CROUS (que así se llama a los campus aquí) me presta, con su inmejorable servicio de un cambio de sábanas cada 3 semanas. ¡Yuhuuuuu! Y por cierto, la última vez que fui no tenían funda de la almohada. Mañana probaré por tercera vez, a ver si ya tienen.
Y luego el edificio. Como ya os dije, los fuegos no funcionan bien, y echamos mucho en falta una sala donde ponder pasar el tiempo todos juntos. Un sitio en el que hubiera una tele o algo, o juegos de mesa, o una especie de comedor, para comer todos ahí.

En realidad, son las únicas cosas que me pueden llegar a molestar. El resto de cosas, en general, me encantan. Simplemente, tenía ganas de contar las que no me gustan.

Por cierto, esta noche tengo una fiesta. Una "crémaillère". ¿Que qué es una "crémaillère"? Pues aquí es típico hacer una fiestra una vez que te has mudado a un piso nuevo. Ahí tenéis la explicación. Y hoy celebramos que Pili, la malagueña y Santi, el manacorí, el del enlace de la derecha, tienen piso nuevo. Por cierto, el domingo pasado me quedé a dormir en ese piso.

Me voy a jugar al baloncesto.

Au revoir!

martes, 18 de enero de 2011

Dijon

¿Os acordáis de aquel equipo de balonmano de una ciudad vecina? Pues este sábado, aprovechando los buenos días que nos está haciendo con casi ninguna nube (investigadores de la NASA se encuentran estudiando este hecho al que, dicen, su importancia y rareza sólo se puede comparar con que en un futuro un hombre llegue a pisar Marte y que Belén Esteban gane 1,2 millones de euros al año, ¡viva España!), me cogí a 10 amigos y fuimos a Dijon. Nuestro objetivo era que el pueblo nos compensara por habernos dejado las gargantas aquella tarde, animando enfervorecidamente al equipo, y esperábamos no menos que nos hubieran dado las llaves de la ciudad o que nos hubieran nombrado hijos pródigos. Sin embargo rechazaron nuestra propuesta. Nos dijeron que visitáramos la ciudad, que ése era nuestro premio. Y fue un premio que cumplió con creces.

La ciudad, que es del tamaño del Besançon más o menos, 150.000 hab, tiene un casco antiguo precioso. Esta región fue una región rica en el pasado, y en el presente supongo que seguirá manteniendo algo, debido al vino (vino de Borgoña), y eso se nota en la ciudad. La ciudad tiene varias iglesias y catedrales bastante bonicas gracias a su arquitectura.



Las calles peatonales, que estaban salteadas por casas antiguas de madera y otros edificios de piedra, también eran un regalo para la vista. Al entrar a la ciudad desde la estación de tren, nos encontramos un parquecito, vamos a llamar "mono", que, desgraciadamente, a su alrededor estaba en obras, ya que van a poner el tranvía. Por cierto, aquí en Besançon también van a poner tranvía, y creo que van a empezar las obras dentro de poco. ¡Espero que no me toque a mí tragarme todo el marrón!





Y el buque insignia de los edificios de Dijon, es el Palais des Ducs o Palacio de los Duques. Dentro de él está el museo de bellas artes. Al resto del palacio no entramos, y no sé si porque no se podía, o porque no supimos por donde entrar...


Si de algo os puede sonar el nombre "Dijon" es por la mostaza. La mostaza de aquí famosa mundialmente, y claro, para despedirme, antes de irme compré un bote en una tienda tradicional que hay en el centro. En esa tienda, la mostaza te la pueden servir como si fuera una caña, con un grifo. Moutardes fraîches servies à la pompe, voilà!



Y por último dos curiosidades:
En Francia, al menos en los pueblos en los que he estado hasta ahora, pasa una cosa muy curiosa. Resulta, que las ventanas que no se usan (ya no sé si están tapiadas o si son falsas...), ¡están pintadas por fuera! De manera, que en algunas hay pintadas personas, y parece que son de verdad. Te das cuenta de que son mentira cuando la mujer lleva 5 minutos tendiendo la misma camiseta.

Por el centro de Dijon, había un autobús, según decían mis amigos, gratuito, que estaba para comérselo.




 Au revoir mes amis!

viernes, 14 de enero de 2011

Un poco de historia

Españoles, revelémonos y exijamos que la región del Franco Condado (o Franche-Comté como quieren hacernos creer que se llama) vuelva a ser española como ya lo fue. Bueno, ahora que lo pienso, mejor no, que sino no me dan la beca erasmus...


Resulta que este territorio llegó a pertenecer a la corona hispánica, y debido a su cercanía y pertenencia en el pasado a la región de la Borgoña, se la ha llegado a conocer como la Borgoña hispánica.


Bueno, sino lo he leído mal, el resumen de la historia es algo así. Todo empezó (seguramente empezó antes pero para nosotros va a empezar aquí) cuando un tal Carlos el Temerario murió allá por el 1447. Éste estuvo casado con una tal Isabel de Borbón (y Borbón tuvo a Borbón, y este tuvo a Borbón, que a su vez tuvo a Borbón, y al final llegaron a Froilán, ¡de Borbón claro está!) que era hija de Carlos I de Borbón e Inés de Borgoña y tuvieron una hija, María de Borgoña, que se murió en 1482 al caerse de un caballo (qué raro que esta duquesa y condesa no se muriera trabajando en el campo).
Tranquilos, no os canséis de leer. Para relajar un poco, imagen simpática.

Bueno, esta María de Borgoña se casó con el emperador alemán Maximiliano de Habsburgo, y éste se llevó la herencia del Franco Condado, y la herencia de la región se la llevó su hijo, Felipe el Hermoso (éste ya seguro que os suena). Felipe se casó con Juana de Castilla y, ¡tachán! El Franco Condado es territorio español gobernado por los Austrias desde 1493 hasta 1674, ¡casi ná!
Evidentemente los franceses dieron mucho por culo para que le diéramos su región, con Enrique IV y Louis XIII al frente, pero no fue hasta la llegada de Louis XIV (la saga de los Luises en Francia es más larga que los Gran Hermano...bueno no, tristemente creo que no), el cual encabezó el famoso Asedio de Besançon que duró poco más de un mes en 1673, y al final los franceses reconquistaron la ahora Franche-Comté. Vauban, famoso ingeniero por entonces, fue clave para esta conquista. Luego, este señor, diseñó la fortificación que domina la ciudad y que en estos momentos es patrimonio de la Unesco, la Ciudadela.


Y esto es un cuadro del asedio a Besançon que estaba en un museo que hace poco visitamos.


Más o menos, donde están los primeros caballos, está ahora mi universidad y mi residencia.

Espero que os haya gustado la clase de historia.

Por cierto, para darle más aún la razón al primo manchego de lo mucho que estoy sufriendo aquí, mañana me voy a la Borgoña, a Dijon para ser más exactos, a pasar el día.

¡Un abrazo monetes!

PD: Mitcho, miembro de la asociación erasmus de besançon, ha refutado todo lo que os he dicho al pasarme un enlace, en francés, de un profesor de la Université de Franche-Comté (la universidad de Besanzón). Yo seguiré pensando que fue española. Si creo en el Ratoncito Pérez, ¿por qué no voy a creer en eso? Que por cierto, yo creo que el susodicho no trabaja fuera de España, porque me he roto ya dos dientes, y ni viene a coger el diente debajo de la almohada, ni me deja dinero. Será por la crisis...

Merci Mitcho!!