Llevo unos días sin poner nada nuevo porque he empezado a escribir el proyecto, o rapport, como lo llaman aquí. En realidad lo estoy intentando, porque vamos, al ritmo que empecé (1 página en 2 días) no termino ni para el 2013, y entonces no merecería la pena. Todos sabemos que el mundo se acaba en 2012.
Sé que no es como escribir una tésis (hola Joel y Laura, ¿qué tal? Si Chiqui os da consejos no le hagáis caso, que mirad qué lejos ha ido a parar), pero el hecho de escribir en francés no pone las cosas más fáciles.
Hoy vamos a ver las cositas malas de aquí. A destripar, que sé que os gusta.
Empecemos por sus precios. Que una compra semanal, un pelín cargada, sólo un pelín, cueste 69 €, pues no es normal, no señor. En cosas así se nota que en la península no andamos bien, cuando está todo tan "barato".
Añado que los productos eran casi siempre de los más baratos que habían de su tipo.
Si no queréis contar las 4 cuchillas de afeitar que me costaron 10 €, no las contéis. O sí, como buenamente queráis. Que media docena de huevos cueste 1,85€, no es normal. Que la pechuga de pollo esté a 11€ el kilo, no es normal. Que una simple ensaladucha de bolsa te cueste 1,50€ (cuando yo las encuentro en España por 50, 60 céntimos) no es normal.
Ahora os pongo unos ejemplos de los precios de la cafetería de al lado de la universidad que os hablaba el otro día. Una caña 2,20€ (1,90€ los martes y algunos sábados). Una Coca-Cola de 33cl, 2,70€. Un café con leche 1,20 o 1,50 € (esto es tema a parte, porque ponen el precio que les da la gana cuando quieren, sin ninguna arbitrariedad).
Y así, pues más o menos os podéis imaginar como aumentan los gastos para un pobre universitario erasmus (somos gente incomprendida y olvidada...jaja).
Otra de las cosas que no me gusta de aquí son algunas deficiencias que tiene la residencia.
Por cierto, antes de nada, os presento a mi edificio. Rousseau, gente. Gente, Rousseau.
Empecemos por la lavandería. La lavandería consiste en 3 lavadoras y 3 secadoras. De ellas, 2 lavadoras y 2 secadoras sólo se pueden usar con la tarjeta Moneo, que son unas tarjetitas a las cuales vamos recargándole dinero de vez en cuando a través de nuestra tarjeta bancaria. Ahora ya tenemos todos la tarjeta, pero al principio, que casi nadie la tenía, era un horror. Bueno, se me ha olvidado comentar el detalle de que esas lavadoras y esas secadoras sustentan a 7 edificios. Conclusión. Reza todo lo que conozcas antes de bajar a la lavandería y olvídate de lavar los domingos.
Servicio de recepciones...vamos a dejarlo en que, a veces bien y a veces mal. Hay alguna recepcionista que se podría tomar algún que otro All-Bran, como en el anuncio. O una caja entera si es menester.
Servicio de sábanas. Yo soy de los que no tiene sábanas. Duermo con las sábanas que el CROUS (que así se llama a los campus aquí) me presta, con su inmejorable servicio de un cambio de sábanas cada 3 semanas. ¡Yuhuuuuu! Y por cierto, la última vez que fui no tenían funda de la almohada. Mañana probaré por tercera vez, a ver si ya tienen.
Y luego el edificio. Como ya os dije, los fuegos no funcionan bien, y echamos mucho en falta una sala donde ponder pasar el tiempo todos juntos. Un sitio en el que hubiera una tele o algo, o juegos de mesa, o una especie de comedor, para comer todos ahí.
En realidad, son las únicas cosas que me pueden llegar a molestar. El resto de cosas, en general, me encantan. Simplemente, tenía ganas de contar las que no me gustan.
Por cierto, esta noche tengo una fiesta. Una "crémaillère". ¿Que qué es una "crémaillère"? Pues aquí es típico hacer una fiestra una vez que te has mudado a un piso nuevo. Ahí tenéis la explicación. Y hoy celebramos que Pili, la malagueña y Santi, el manacorí, el del enlace de la derecha, tienen piso nuevo. Por cierto, el domingo pasado me quedé a dormir en ese piso.
Me voy a jugar al baloncesto.
Au revoir!